Génova Palazzo Ducale: Entrada a la exposición Moby Dick - La Balena.Palacio Ducal de Génova: Exposición Moby Dick La Balena.

Griffa es un artista que ha escrito la historia del arte italiano a través de la pintura abstracta. Signos y colores que transportan a una experiencia fuera del tiempo, en silencio, escuchando el mundo.
Una gran monográfica de un artista que ha escrito la historia del arte italiano a través de una pintura poética, abstracta y performativa, donde el gesto y el signo transportan al público a una experiencia suspendida fuera del tiempo. Con más de 50 años de pintura, Giorgio Griffa (Turín, 29 de marzo de 1936) cuenta con tres Bienales de Venecia (en 1978, 1980 y 2017) y más de 200 exposiciones personales en museos e instituciones de todo el mundo, entre las que destacan las organizadas por Ida Giannelli, en los años 70 y 80, precisamente en Génova, en la SamanGallery.
Las obras expuestas en el Apartamento del Duque dialogan con la historia y la arquitectura del edificio, presentando grandes lienzos, obras sobre papel e instalaciones, entre las que destaca un homenaje a Montale en el año en que se celebra el centenario de Ossi di seppia. Giorgio Griffa nació en Turín en 1936 y comenzó a pintar de niño. Ya a mediados de los años sesenta, sus lienzos muestran los primeros elementos de abstracción y una profunda reflexión sobre el estatus de la pintura. A partir de 1967/68, con el ciclo Segni primari, toma forma su sistema de trabajo sobre lienzos libres, sin preparar, pintados en el suelo, con trazos y líneas que «podrían pertenecer a la mano de cualquiera».
Griffa se convierte inmediatamente en uno de los protagonistas del debate que surge del informalismo y se abre camino entre el pop art, el minimalismo y el arte conceptual. Así da los primeros pasos en su trayectoria artística personal, junto a sus amigos del arte povera, con quienes comparte el respeto y el interés por la inteligencia de la materia. Después de más de cincuenta años de carrera y trece ciclos pictóricos, el recorrido de Griffa sigue siendo único, al margen de cualquier corriente específica. En colecciones y museos de todo el mundo, desde la Tate Modern hasta el Centro Pompidou, sus signos y colores son fácilmente reconocibles: un sello que se transmite con continuidad y coherencia, vitalidad y poesía de una obra a otra.
«En mi trabajo, las secuencias de signos ocupan el espacio y el tiempo, un signo tras otro, una secuencia tras otra, no hay una representación del espacio, sino más bien su ocupación». Comisariada por Ilaria Bonacossa y Sébastien Delot en colaboración con la Fundación Giorgio Griffa.

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